VIRUS

 "NO LOS VES, PERO ESTAN AHÍ"


Un virus es una partícula de código genético, ADN o ARN, encapsulada en una vesícula de proteínas. Los virus no se pueden replicar por sí solos. Necesitan infectar células y usar los componentes de la célula huésped para hacer copias de sí mismos. A menudo, el virus daña o mata a la célula huésped en el proceso de multiplicación. Los virus se han encontrado en todos los ecosistemas de la Tierra. Los científicos estiman que sobrepasan a las bacterias en razón de 1 a 10. Puesto que los virus no tienen la misma biología que las bacterias, no pueden ser combatidos con antibióticos. Tan sólo vacunas o medicaciones antivirales pueden eliminar o reducir la severidad de las enfermedades virales, incluyendo SIDA, Covod-19, sarampión y viruela.

> ETIMOLOGÍA

La palabra proviene del latín virus, que hace referencia al veneno, o alguna sustancia nociva, y fue usada por primera vez en inglés el año 1392.​ Virulento, del latín virulentus (venenoso), data de 1400.​ La expresión «agente que causa enfermedades infecciosas» se usó por primera vez el año 1728,​ antes del descubrimiento de los virus por Dimitri Ivanovski en 1892. El adjetivo "viral" data de 1948.​ El plural, en español es «virus». El término «virión» también se utiliza para referirse a una única partícula vírica infecciosa. En general se puede definir como virus a todos aquellos ácidos nucleicos móviles capaces de formar viriones en contraposición a los viroides o plásmidos que no tienen la capacidad de formar estas estructuras complejas.

> DEFINICIÓN 

Un virus es un agente infeccioso microscópico acelular que solo puede replicarse dentro de las células de otros organismos. Los virus están constituidos por genes que contienen ácidos nucleicos que forman moléculas largas de ADN o ARN, rodeadas de proteínas. Al infectar una célula, estos genes "obligan" a la célula anfitriona a sintetizar los ácidos nucleicos y proteínas del virus para poder llegar a formar nuevos virus. El estudio de los virus es una rama de la microbiología ​ que recibe el nombre de virología.
Los virus infectan a todo tipo de organismos, desde animales, hongos, plantas, protistas hasta bacterias y arqueas. También infectan a otros virus; estas especies reciben el nombre de virófagos. Los virus que dependen de un virus para cumplir sus requisitos se les denomina virus satélite. Los virus son en su gran mayoría demasiado pequeños para poder ser observados con la ayuda de un microscopio óptico, por lo que se dice que son submicroscópicos. Sin embargo, existen excepciones entre los virus nucleocitoplasmáticos de ADN de gran tamaño o girus, tales como Pandoravirus o Pithovirus, que sí se pueden apreciar mediante microscopía óptica. Incluso pueden superar en tamaño a algunos procariotas.
El primer virus conocido, el virus del mosaico del tabaco, ​ fue descubierto por Martinus Beijerinck en 1899. ​ Actualmente se han descrito más de 5000, y algunos autores opinan que podrían existir millones de tipos diferentes.​ Los virus se hallan en casi todos los ecosistemas de la Tierra; son la entidad biológica más abundante. También son los más diminutos, la mayoría unas cien veces más pequeños que las bacterias: miden del orden de unos 10 nanómetros, es decir, 0.00001 mm. Esto significa que habría que poner aproximadamente cien mil virus en fila para cubrir 1 mm.

> ESTRUCTURA

Mientras una célula eucariota puede medir entre 7 y 150 micras, el tamaño de un virus está entre 0.02 y 0.75 micras. En este minúsculo espacio, un virus es capaz de contener todo lo necesario para infectar una célula, reproducirse en ella y salir de ella, para infectar nuevas células. No es de extrañar, pues, que los diferentes tipos de virus hayan desarrollado diferentes formas de organización para lograr realizar su ciclo reproductivo de forma óptima.
En virología, se llama “virión” a la forma extracelular del virus, mientras no se encuentra infectando una célula. En el virión, el material genético se encuentra envuelto por diferentes moléculas que le dan una estructura determinada, llamada “cápside”. Podemos distinguir dos estructuras básicas en la cápside de los viriones, la estructura icosaédrica y la estructura helicoidal, aunque, en ocasiones podemos encontrar viriones con estructuras más complejas.

Viriones con cápside icosaédrica:

Por definición, un icosaedro es una figura tridimensional formada por 20 triángulos equiláteros iguales en tamaño. A simple vista, parece caprichoso que algo en la naturaleza sea tan perfecto como puede ser un icosaedro. Sin embargo, la estructura icosaédrica de los virus puede explicarse de forma sencilla: un icosaedro es la figura tridimensional construida a base de un solo monómero que permite el mayor volumen en su interior. Esto es muy beneficioso para los virus que adoptan esta estructura, ya que no necesitan más de un tipo de molécula para formar una cobertura en la que cabe perfectamente su material genético.

Viriones con cápside helicoidal:

En ocasiones podemos encontrar viriones con cubiertas helicoidales. En estos casos, la cubierta protéica de los virus está formada por un único tipo de proteína, dispuesta de forma helicoidal, que deja una cavidad central. En la cavidad central se dispone el material genético del virus.

Viriones con cápside compleja:

Se consideran viriones con cápside compleja a todos aquellos que no se dispongan en su totalidad en estructuras helicoidales o icosaédricas. Normalmente las diferentes combinaciones de estructuras confieren al virión diferentes funciones. Es el caso de algunos bacteriófagos, que disponen de una cápside formada por un cuerpo icosaédrico y una “cola” helicoidal

Viriones con cubierta lipídica:

Algunos virus con cápsides helicoidales o icosaédricas son capaces de utilizar la membrana celular de la célula hospedadora infectada para rodearse de una nueva envoltura conocida como “envoltura vírica”. Este tipo de envoltura facilita la entrada del virión a la célula, mediante un proceso conocido como endocitosis, en el que la membrana vírica se fusiona con la membrana de la célula hospedadora.

> REPLICACIÓN 


La adhesión o adsorción es una unión específica entre proteínas de la cápside vírica y receptores específicos de la superficie celular del huésped, pero algunos bacteriófagos también son capaces de adherirse a los flagelos, vellosidades (pili) o cápsulas presentes en la superficie de la bacteria hospedante. Para que esto suceda la bacteria debe contener el factor sexual "F" o ciertas colicinas (factores de resistencia contra agentes antimicrobianos). Los bacteriófagos filamentosos con ADN de cadena sencilla se adhieren a las puntas de estos pili mientras que los bacteriófagos esféricos de ARN se adhieren a los costados de estos. La especificidad de unión —proteína y cápside— se determina por la variedad de huéspedes de los virus. Por ejemplo, el VIH solo infecta linfocitos T humanos, pues su proteína de superficie, gp120, puede interactuar con la CD4 y con receptores de la superficie del linfocito T. Este mecanismo ha evolucionado para favorecer los virus que solo pueden infectar células en que se pueden replicar. La adhesión al receptor que puede inducir cambios en la proteína de la envoltura viral que resultan en la fusión de las membranas viral y celular.

La penetración sigue a la adhesión; los virus se introducen en la célula huésped mediante endocitosis mediada por receptores (también llamado viropexis) o por fusión de membrana. Esto recibe a menudo el nombre de penetración vírica. La infección de las células vegetales es diferente a la de las células animales. Las plantas tienen una pared celular rígida hecha de celulosa y los virus solo pueden entrar en las células cuando se produce un trauma en la pared celular. Los virus como el virus del mosaico del tabaco también pueden moverse directamente a las plantas, entre células, a través de poros llamados plasmodesmos. ​ Las bacterias, como las de las plantas, tienen una fuerte pared celular que los virus tienen que romper para infectar la célula. Algunos virus han evolucionado mecanismos para inyectar su genoma a la célula bacteriana mientras la cápside viral permanece en el exterior.

El despojo es el proceso en que la cápside vírica es degradada por enzimas virales o del huésped, liberando así el ácido nucleico y las proteínas del genoma vírico los cuales comenzaran a replicarse.

La replicación implica la síntesis de ARN mensajero (ARNm) vírico en todos los virus con rasgos de ARN positivos, la síntesis de proteínas víricas, el ensamblaje de proteínas víricas y la replicación del genoma viral. El proceso de replicación es esencial para mantener la estabilidad de la información genética contenida en el ADN. Esta replicación utiliza enzimas idénticas a las involucradas en la replicación del ADN celular y una característica común es la presencia de estructuras circulares temporales por lo menos en algunas de dicho proceso.

Tras el ensamblaje de partículas víricas, a menudo se produce una modificación postraduccional de las proteínas víricas. En virus como el VIH, esta modificación (a veces llamada «maduración»), se produce después de que el virus haya sido liberado de la célula huésped. ​ El ensamblaje puede producir nuevas partículas virales. Los virus pueden autoensamblarse en un proceso similar a la cristalización, ya que las partículas virales, al igual que los cristales, constituyen estructuras que se encuentran en un estado mínimo de energía libre. Sin embargo, el genoma viral también puede especificar ciertos factores "morfogenéticos" que no contribuyen directamente a formar la estructura del virión, pero son necesarios para el proceso de ensamblaje. El fenómeno de autoensamblaje ocurre en la formación de diversas estructuras biológicas.

Los virus son liberados de la célula huésped por lisis, un proceso que mata a la célula reventando su membrana. Los virus envueltos (como el VIH) son liberados de la célula huésped por gemación. Durante este proceso, el virus adquiere su envoltura, que es una parte modificada de la membrana plasmática del huésped.

> TIPOS  

Te invito a ver el siguiente video: 

> EFECTOS EN LA CÉLULA HUESPED

La variedad de efectos estructurales y bioquímicos de los virus sobre las células huésped es grande. Reciben el nombre de «efectos citopáticos». ​ La mayoría de las infecciones víricas acaban provocando la muerte de la célula huésped, entre cuyas causas están la lisis de la célula, las alteraciones de la membrana superficial de la célula y la apoptosis. ​ A menudo, la muerte de la célula es causada por el paro de sus actividades normales debido a la supresión por proteínas específicas del virus, que no son todas componentes de la partícula vírica.

Algunos virus no causan cambios aparentes en la célula infectada. Las células en que los virus está latente e inactivo presentan pocos signos de infección y a menudo funcionan normalmente. Esto causa infecciones persistentes y el virus a menudo permanece durmiente durante muchos meses o años. Este suele ser el caso del herpes simple. Algunos virus, como el virus de Epstein-Barr, a menudo hacen proliferar las células sin causar malignidad, pero otros, como los papilomavirus, son una causa demostrada de cáncer.

*Para más información puedes revisar las siguientes diapositivas de Slideshare: 

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